Beyoncé ha actuado este fin de semana en el nuevo hotel Atlantis the Royal, en Dubai. Un show por el que se ha embolsado 24 millones de dólares (unos 22 millones de euros) y por el que está siendo duramente criticada.
En parte, los ataques hacia su figura se centran en cómo una artista que es referente para la comunidad LGTBI desde hace tantos años es capaz de pasar por el aro de Emiratos Árabes Unidos, un país donde se persigue la homosexualidad.
"LGB Alliance está profundamente decepcionada por el hecho de que Beyoncé haya aceptado dar un concierto lucrativo en Dubai, donde los actos sexuales entre personas del mismo sexo son un delito penal y la pena de muerte es una posibilidad", ha señalado Bev Jackson, co-fundadora de esta organización, a The Telegraph.
La artista de 41 años no ha escatimado en detalles de lujo para el concierto. Fuegos artificiales, fuentes de agua, o plataformas que subían y bajaban han adornado un concierto en el que ha llegado a cantar a dúo con su hija mayor, Blue Ivy. Sin olvidar el vestuario: ha lucido hasta cuatro looks de alta costura diseñados para ella.
No hay que olvidar que Renaissance, su disco publicado en 2022, honra la memoria de su 'tío Johnny', como ella misma explicó. Un familiar gay -en verdad era su primo-, que murió joven por complicaciones del VIH y que tuvo una gran influencia en Beyoncé cuando era joven.
No puedes decir que eres una aliada de la comunidad LGTBQ+ cuando coges dinero de un país que mata a gente por ser gay. ¡Mierda! Esto no funciona así", escribe un usuario de Twitter. "Seamos honestos, ahora a Beyoncé le importan un carajo los derechos LGTBI. Vio un cheque enorme y lo cogió", apunta otro.